sábado, 30 de abril de 2016

Chapitre VII - Roches peintes des environs d'Alange (Badajoz) - IV. - Roches peintes du Castillo d'Alange - B. - Deuxième roche: Cueva del muro del castillo de Alange

Se encuentra Alange cerca de la desembocadura del río Matachel en el Guadiana, en la falda de un risco llamado Cerro de la Culebra. La zona ha sido habitada ininterrumpidamente desde tiempos prehistóricos, y todos ellos han dejado su impronta. También lo hicieron aquellos habitantes del calcolítico, dejando innumerables muestras de arte parietal por toda la montaña.

Vista del cerro de la Culebra, con el castillo en su cima



Pasear por Alange es una experiencia indescriptible para cualquier amante de la naturaleza y la historia. En las proximidades del camino que bordea el cerro encontramos multitud de fósiles de braquiópodos, testigos del antiguo océano de Tetis. Cercano al embalse encontramos un granero de la edad del bronce, así como multitud de molinos de mano diseminados por la falda de la montaña. En el pueblo se encuentran las termas romanas de Alange, que debieron hacer las delicias de los habitantes de Emerita Augusta. Ya en la falda de la montaña, en el lugar llamado el Callejón de los Frailes encontramos abundante cerámica del calcolítico, bronce, hierro, árabe, y medieval.
En cuanto a la flora es habitual encontrar orquídeas, y sobre todo abundantes esparragueras.






A día de hoy hemos encontrado 21 abrigos en Alange, algunos de ellos con varios paneles. Seguramente existieron muchos más, que hoy descansan bajo las aguas del gran embalse de Alange, o se encuentran en alguna de las islas que han formado lo que antaño era la Sierra de la Palacina. Henri Breuil describió dos: el del la solana del castillo, que ya hemos visto, y el que traemos hoy.


Calco tomado por Breuil

Estas fueron las fotografías que tomamos nosotros (las transformaciones están realizadas con Dstretch utilizando el plugin ImageJ):

Aspecto general del panel

















Lo que Henri Breuil no vio:

No deja de ser extraño que a tan sólo 5 metros de este abrigo existe otro con motivos bitriangulares que el abate no vio:










Y otro abrigo a unos 70 metros con ciervos y otros motivos:













Como siempre, si tenéis curiosidad por saber las interpretaciones que hizo Breuil de estos motivos, y controláis algo de francés, las encontraréis en la página 134 del libro (141 del pdf) que os podéis descargar en la barra derecha.

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